¿Por qué antes me dolía menos y ahora me da problemas?
Todos convivimos con dolores de diferentes tipos, algunos solo son pasajeros, mientras que otros pueden dificultarnos el día a día si tenemos un mal momento, sin embargo, aprendemos a convivir con ellos y desarrollamos herramientas que nos permiten adaptarnos de la mejor manera que conocemos para que nos resulten lo menos discapacitantes posibles.
Esto se puede deber a que las razones que generan esas molestias son variadas, dicho de otra forma, tienen un origen multidisciplinar.
Dentro de todas estas razones, podemos encontrarnos algunas que nos resulten más fáciles de identificar, como podría ser:
un accidente
un mal movimiento
un golpe tonto
o incluso una mala postura al dormir, de la que te das cuenta nada más te despiertas.
Sin embargo, hay algunas que resultan más sutiles y pueden influir de igual manera, complicando algo más su seguimiento o puede no ser considerada en un primer momento por el clínico al hacer su análisis inicial.
Por eso, en este artículo, vamos a señalar algunas de esas razones menos visibles para que podamos tenerlas en consideración tanto en nuestro día a día como para cuando vayamos a una sesión de tratamiento.
EL DESCANSO
Este es un factor fundamental en cualquier apartado de la salud, desde nuestro sistema inmune a nuestra percepción de las experiencias a nivel psicológico.
En el apartado físico, un descanso apropiado (que irá variando en el número de horas a medida que nos hacemos más mayores) permite a la musculatura realizar los intercambios bioquímicos (como dar de comer a la célula o retirar la “basurilla” que se va generando a lo largo del día por nuestro metabolismo) que reducen la fatiga de los mismos y les permiten protegernos mejor de las lesiones, mantener la postura más apropiada posible y realizar su trabajo de la manera más eficiente.
Si no tenemos este descanso y no permitimos el reinicio apropiado a nuestros músculos, nuestros protectores tendrán los escudos bajados y nos expondremos a más daño.
LAS POSTURAS DEL DÍA A DÍA
Este ha sido un tema muy común a lo largo de los años, y es cierto que influye.
Cuando nos dedicamos mucho tiempo a estar frente a un ordenador o en una mesa de trabajo, es usual que llevemos la cabeza hacia delante o que nos dejemos caer sobre nuestras lumbares.
Si no hemos descansado bien y no tenemos una condición física básica que nos permita aguantar durante un tiempo, esto puede influenciar sobre nuestras molestias de manera directa.
EL EJERCICIO FÍSICO
No hace falta tener una condición física de revista para que notemos los resultados, sin embargo, si hay cierta musculatura que por las situaciones que acabamos de nombrar, pueden ser más sensibles al daño y podemos enfocarnos más en ellas de cara al trabajo.
Esto ocurre con la zona lumbar y la zona cervical, donde ejercicios de control motor (conocer tu cuerpo y como se mueve y a que ritmo) y ejercicios de fuerza (la capacidad que nos permite aguantar más tiempo) son muy recomendables. Un buen formato de ejercicio para ponernos a “tono” es el Pilates.
Conocer tu cuerpo, cómo se mueve y a qué ritmo es muy recomendable
Cuida de tu cuerpo cada día.
Es recomendable que en casos de dolores constantes o excesivos acudas a un/a profesional para su evaluación y tratamiento.
Para más información puedes visitar nuestra página web: www.encentrados.com
Cualquier pregunta no dudes en consultarnos, estaremos encantados de ayudarte.
Fisioterapeuta Rodrigo De Pablos Almazán
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